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Foto del escritorLucía Vaquero Díaz

El síndrome de Wernicke-Korsakov



El síndrome de Wernicke-Korsakov es un trastorno neurocognitivo crónico. “Neurocognitivo” hace referencia a que el origen del trastorno está en un daño a nivel neurológico -principalmente cuerpos mamilares, tálamo y lóbulo frontal- y que está lesión tiene repercusiones en las capacidades cognitivas de quien lo padece, principalmente en la memoria. El hecho de que este síndrome sea crónico implica que es un trastorno sin remisión, es decir, una vez se desarrolla la recuperación completa no es posible. No existe un tratamiento eficaz, actualmente.


Si bien es cierto que es un trastorno complejo con múltiples síntomas, se pueden distinguir dos fases dentro del mismo y cada una de ellas tiene ciertos síntomas diferenciales. Cada una de estas fases recibe el nombre de los dos médicos que describieron por primera vez el trastorno. La fase aguda, también conocida como encefalopatía de Wernicke, tiene como síntomas principales la confusión global, dificultades para la marcha o ataxia y anomalías oculomotoras. Los pacientes que sobreviven esta fase aguda desarrollan lo que hoy en día se conoce como síndrome de Korsakoff o síndrome de Wernicke-Korsakoff, cuya principal característica es el trastorno mnésico, es decir, de la memoria.


El origen del trastorno se encuentra en un déficit de tiamina (vitamina B1), normalmente provocado por una desnutrición muy grave. En la mayoría de los casos esta desnutrición se ha encontrado asociada a un alcoholismo severo y prolongado en el tiempo, aunque también se han encontrado casos de Wernicke-Korsakov en los que el déficit nutricional se debía a otros trastornos como la anorexia nerviosa o a complicaciones derivadas de operaciones gastrointestinales.


A nivel neurológico el síndrome WK implica numerosos daños (microhemorragias, pérdida neuronal, gliosis, etc.). Las áreas más afectadas por este trastorno son los cuerpos mamilares, el tálamo y la corteza frontal, y el daño en cada una de ellas provoca diferentes consecuencias neuropsicológicas:

-        Las dificultades en la memoria se asocian principalmente a las alteraciones en los cuerpos mamilares y en los núcleos anteriores del tálamo. La memoria es la capacidad cognitiva más afectada en este trastorno. En el caso del síndrome WK las dificultades a nivel de memoria se relacionan principalmente con la memoria a largo plazo, aunque únicamente en la memoria explícita, especialmente en la memoria episódica, ya que la memoria implícita (por ejemplo, lo aprendido en la escuela) o procedimental (por ejemplo, montar en bici) se encuentra preservada. La memoria episódica es la memoria de los recuerdos o los “episodios de la vida”, esto significa que los pacientes con síndrome de Wernicke-Korsakov olvidan prácticamente la mayoría de sus recuerdos, incluso de momentos claves de la vida (su matrimonio, el nacimiento de sus hijos, su graduación, etc.). Esto repercute en que se encuentren desorientados tanto en espacio-tiempo (dónde está, en qué año vive, etc.) como personalmente (no reconocer a sus familiares o amigos).

-        Por otro lado, el daño localizado en la corteza frontal (especialmente prefrontal) provoca dificultades en las funciones ejecutivas y en el plano afectivo-conductual. Las funciones ejecutivas más afectadas son la planificación y la memoria de trabajo. Esto implica que los pacientes puedan tener dificultades a la hora de planificarse en su día, organizar tareas, seguir un horario o tratar de resolver tareas sencillas. La afectación en el plano afectivo-conductual implica la falta de motivación y apatía, o ausencia de expresión de emociones. Se debe tener en cuenta que esto último también puede estar mediado por las dificultades mnésicas y la desorientación, por lo cual el paciente puede mostrarse apático ante situaciones o personas anteriormente significativas pero de las que el paciente no es capaz de recordar la importancia que estas tenían en su vida.


Otros síntomas derivados de lo anterior son la anosognosia y las confabulaciones. La anosognosia es la ausencia de conciencia de la enfermedad. A menudo, cuando esta va desapareciendo surge una anosodiaforia por la cual, el paciente empieza a ser consciente de sus déficits pero esto no le provoca ninguna reacción emocional. Las confabulaciones suponen que, ante la incapacidad para recordar determinados momentos, el paciente rellena ese vacío con información falsa, aunque sin intención de engaño. Las confabulaciones van disminuyendo en la medida en que el paciente es consciente de sus dificultades mnésicas.




¿Qué tratamientos se pueden aplicar?


El principal objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida del paciente facilitando una mejora de su funcionamiento cognitivo y autonomía. Este debe ser aplicado desde un equipo multidisciplinar de especialistas médicos, neuropsicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, etc.


A nivel médico-farmacológico suele tratarse con suplementos de tiamina para tratar de evitar el empeoramiento del cuadro y así paliar los síntomas. En ocasiones, también puede hacerse uso de medicación psiquiátrica para paliar síntomas concretos como agitación, ansiedad, etc.


A nivel neuropsicológico el tratamiento suele ir orientado a restaurar en la medida de lo posible las consecuencias del síndrome, especialmente de la memoria a largo plazo. Por otro lado, en estos casos resulta importante el establecimiento de estrategias de compensación que ayuden a establecer rutinas y, así también, reducir la ansiedad o incluso planificar tareas reforzadoras para el paciente. Estas pueden ser el uso de agendas o de listas para ayudarle en su día a día. Por otro lado, es fundamental el trabajo con los cuidadores y el entorno del paciente para guiarles sobre cómo ayudar a la persona afectada. Como en todos los casos, el tratamiento debe ser siempre personalizado en base a las evaluaciones previas y continuadas que indiquen cuáles son las áreas neuropsicológicas más afectadas y qué otras pueden ser usadas de apoyo.


¿Cómo se puede prevenir este trastorno? Al igual que en otras enfermedades, se debe tener en cuenta tanto el origen del trastorno como la población característica para poder hacer una adecuada prevención. En primer lugar, la tiamina es una vitamina presente en numerosos alimentos, especialmente en los carbohidratos, por lo que una dieta rica y equilibrada y una alimentación suficientemente abundante son fundamentales para el mantenimiento de niveles adecuados de la misma. Por otro lado, la población característica que desarrolla este trastorno son pacientes con graves problemas de alcoholismo crónico por lo que el control o la abstinencia de alcohol es una medida necesaria, no sólo para la prevención de este trastorno, si no para la promoción de la salud en todas sus áreas.

 

 

Referencias bibliográficas:

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María Javaloyes

Psicóloga

 

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